Colateral. — Capítulo 5.

Una fina capa de lluvia comenzó a caer durante el crepúsculo de aquel 15 de octubre, más que vivir, el jet lag pudo con Charlie por lo que se pasó durmiendo casi toda la jornada. Mientras la veía dormir James cayó en cuenta de que el día anterior había sido su cumpleaños; una lucha interna se libraba entre sus emociones: enojo, asombro, maravilla, temor… No lograba recordar la cantidad de noches que había pasado en pena, llorando a causa de su supuesta muerte y en ese momento la tenía allí, justo a su lado.
Pensó por un momento en lo que habría ocurrido si ella se hubiera topado con un James realmente muerto si su intento de suicidio hubiera sido exitoso.
Se encontraba alerta a todo desde que la vio sentada en la cama por la mañana, cuando había despertado. Durante la primera semana luego de su muerte tenía una fiel creencia de que todo era una mentira, que Charlie aparecería sonriendo como si nada y gritando «¡Sorpresa!» a viva voz para marcar presencia, pero los días fueron extendiéndose a semanas y ellas se convirtieron en meses. Y, al final, tomó la decisión de abusar con los antidepresivos que le fueron recetados en algún punto del correr de los meses.
Había ido a consultas para saber qué le sucedía, pero todos lo veían como a un pobre perro abandonado en la calle, y él simplemente lo aceptó porque no sabía qué hacer.
Gabe, la hermana de Charlie, era la única que lo entendía, pero ella (al menos) contaba con David y debía luchar por él, salir adelante para criarlo y convertirlo en la increíble persona que algún día llegaría a ser. Con solo siete años de edad era un niño muy valiente y aún tenía todo un futuro, uno muy grande por delante.
Eran las nueve de la noche cuando el celular de James comenzó a sonar insistentemente. Al primer llamado lo dejó sonar adrede, pero otros dos llamados lo siguieron por lo que al revisar el celular y no encontrar registrado el número que figuraba en la pantalla se molestó bastante. Tenía miedo de que fuera alguna llamada de extorción tras la llegada de Charlie
—¿Hola? —respondió, saliendo de la habitación.
—James, soy Luke.
Rabia. Era algo parecido a una bola de fuego lo que comenzó a recorrer su cuerpo sin rumbo fijo, Luke era el causante de todo y sin descaro se atrevía a molestarlo en ese momento. No iba a despertar a Charlie solo para que él la hablara.
—Dr. Maxwell —dijo James, tranquilo.
—Discúlpame que te moleste, conociendo a Charlie debe estar durmiendo —James ingresó al estudio y caminó por él con las luces apagadas. Estaba descalzo y el suelo frío lo ayudaba a mantener la calma, crear nuevos problemas con todos los que ya vinieron era la última de las intenciones de James, sabía que Charlie lo estimaba mucho, así que simplemente respiró con profundidad y escuchó—. Solo quiero informarte algo.
—Adelante, lo escucho.
—Mañana tendremos una reunión en la casa de Matt, es importante la presencia de Charlie y la tuya, por supuesto. Hay muchas cosas que debemos tratar entre todos —comentó Luke.
—Ok, avisaré a Charlie en cuanto despierte —respondió sin ánimos.
—Será a las 4 p.m., por favor no lleguen tarde.
—Haré lo posible —finalizó James y cortó la comunicación. Soltó una maldición entre dientes y mientras salía del estudio apagó su Smartphone. No quería más molestias y lo único que esperaba era solucionar todos los problemas de una vez.

•••

Durante el trayecto a la casa de Gabe y Matt nadie dijo nada, Charlie ni siquiera tenía ganas de ir ya que su cabeza estaba por explotar, los enormes círculos negros alrededor de sus ojos denotaban cansancio y tampoco se molestó en disimularlo. Sabía que era importante seguir las órdenes de Luke a partir de ese momento, pero solo quería recuperarse del cambio de horario que la tenía con un humor de perros, no pedía nada más.
Volver a caer dormida en el auto fue tan sencillo como si se encontrara en su cama. Antes de percatarse de nada sintió que le acomodaban el cabello detrás de la oreja. Abrió los ojos y bostezó.
—Llegamos —anunció James.
Ella miró a su alrededor sin prestar demasiada atención y se recostó por la ventanilla para luego  volver a cerrar los ojos. De pronto giró su cabeza hacia su izquierda y quedó mirando a James.
—¿De verdad necesitan nuestra presencia? —Preguntó.
—Siento decirte que sí —respondió comprensivamente él.
—Podríamos dormir en el sofá mientras ellos hablan —sugirió Charlie, volviendo a bostezar.
James sonrió, negando con la cabeza.
Se desprendió el cinturón de seguridad y descendió del auto; quedó mirando a la casa de su cuñada por un largo rato. No había vuelto a poner un pie allí desde los hechos, pero todo era diferente. Bajó la vista a sus pies, buscando una especie de pretexto para no ingresar, pero no lo encontró antes de que los además de que se percataran de su presencia en el lugar. Volvió su mente al presente y rodeó el auto para abrirle la puerta a Charlie.
—Ya nos vieron —le susurró al oído desprendiéndole el cinturón de seguridad, ella abrió los ojos y bajó sin decir una sola palabra. Le tomó de la mano a James y se dirigieron hasta la casa.
Ralph estaba en el umbral, esperándolos.
—Bienvenidos —dijo a modo de saludo.
David llegó corriendo e intentó abalanzarse sobre su tía, pero James fue más rápido que él y lo atrapó antes de llegar a Charlie. Lo llevó entre sus brazos hasta la sala y luego de un intercambio bajo de palabras el pequeño salió corriendo nuevamente. El agradecimiento quedó atorado en la garganta de Charlie ya que no estaba de ánimos en ese momento.
Eran pasadas las cuatro de la tarde, Luke ya se encontraba en la sala cuando ingresaron los recién llegados, los miró con desaprobación pero no emitió juicio alguno. Matt fue a saludarlos y al instante se percató de la actitud de su cuñada quien atinó a tirarse al sofá, cruzándose de brazos y piernas. Gabe ingresó con una bandeja llena de tazas de café y al verlos sonrió con emoción.
—Te prepararé una taza de chocolate caliente a ti —comentó dirigiéndose a Charlie—. Y… es bueno verte por aquí de nuevo, James.
—Luego, Gabrielle —dijo Luke—. Empecemos con esto.
—No importa, tranquila —respondió Charlie a su hermana.
Todos tomaron asiento, Luke fue el único que se mantuvo de pie. David por su cuenta corría por la casa de un lugar a otro.
La conversación se convirtió en una reunión informativa general; empezando por Harry Moore. El Dr. Maxwell había explicado simplemente lo básico a Matt antes de volver y necesitaba poner a todos al tanto de la historia completa sobre el primer asesinato que había cometido.
—John Lee, el joven de veinticinco años al que había matado quince años atrás fue uno de los asistentes informáticos de una gran empresa de comunicaciones de aquel entonces, Big World Communications, la BWC era la única empresa que se dedicaba a desenmascarar políticos corruptos y a los grandes criminales con los que trabajaban. John poseía en ese momento un diskette con información valiosa sobre Douglas Campbell, un político de alto rango que había llegado al poder de un Ministerio gracias a grandes estafas. Si la información que John tenía en sus manos terminaba siendo publicada lo iban a hundir, por lo que contrataron a Moore para el trabajo. Asesinaron a John, eliminaron el diskette, Moore fue bien remunerado por ello y ni siquiera cumplió por completo la ridícula sentencia que le dieron, terminó siendo excelente proyecto para él y una gran experiencia. Campbell de igual forma terminó hundiéndose unos años más tarde, pero a John le costó bastante caro defender aquella información. Tras todo el escándalo BWC terminó cerrando porque las acciones cayeron en picada, nadie quiso invertir más porque tenían miedo de que ocurra algún atentado.
»Según lo recabado en nuestro caso, hasta el momento Harry Moore fue solamente el autor moral. Y digo solamente ya que él no efectuó directamente el tiroteo y tampoco fue el que lo ordenó, él fue el encargado de reunir a los criminales que llevarían a cabo la balacera. No sabemos aún quién está a la cabeza de todo lo ocurrido pero lo averiguaremos. Moore hablará tarde o temprano, y en su juicio no obtendrá unos pocos años, como lo permitieron los jueces que lo condenaron anteriormente.
—La verdad es que es bastante peligroso, no lo duden; pero tampoco accedan a sus chantajes si llegan a contactarlos de su parte —acotó Ralph cortando a Luke.
—¿Cuántos años tiene? —Inquirió Gabe con curiosidad.
—Cuarenta y seis —respondió Luke.
Por un momento se hizo el silencio. El ambiente de tensión se derrumbó de pronto con la corrida de David alrededor de la casa; estaba jugando con un avión e iba de un lado para otro correteando con él.
—Bien, por otra parte quiero comunicarles que hablé en privado con algunos medios de comunicación y me pidieron hacer alguna declaración oficial sobre todo lo ocurrido.
James, quien tenía la mirada fija en el suelo, alzó de repente la cabeza y miró a Luke con asombro. Intentó expresarse pero las palabras simplemente no salieron.
Gabrielle quedó pasmada, con la boca abierta y Matt intentaba calmarla. Charlie ni siquiera estaba prestando atención realmente por lo que asintió con la cabeza, como analizando palabras que no había escuchado.
—Mañana a las 12:00hs tenemos una conferencia de prensa Matt, Charlotte y yo —sentenció Luke—. Será en la sala de conferencias de la oficina de Ralph y debemos estar allí al menos dos horas antes. Ralph se encargará de la organización y todo lo demás; no se preocupen por nada, solo tienen que estar presentes. Con respecto a las preguntas… entregaremos una lista de temas preseleccionados; si hay alguna cuestión que sea parte de los temas pero no quieren responder, no importa, nadie los obligará a hacerlo.
—¿Planea arriesgarlos y meterlos dentro de la boca del lobo? Hacer una conferencia de prensa sería lo mismo que servirle en bandeja de plata el arma a quien quiera que sea que está detrás de todo esto, es como si los estuviera exhibiendo para que vengan a matarlos —soltó James, nervioso.
—Es para lo que vinimos —respondió Charlie, bostezando. Se frotó los ojos y se acomodó en el sofá.
Ralph tomó la posta de la conversación explicando brevemente el punto de la conferencia de prensa; necesitaban mostrarse, sí y Harry necesitaba saber también que estaban vivos, porque hasta ese entonces nadie se lo había dicho. Buscaban una reacción por parte de él para ubicar a la mente de todo el atentado.
Tiempos difíciles se aproximaban, todos lo sabían.
Tomó alrededor de una hora y media aquella reunión. James no estaba para nada contento y no podía disimularlo, Gabrielle tenía en mente que lo que se estaba haciendo era lo mejor, pero tampoco estaba muy segura de ello, la actitud de James la ponía nerviosa. En aquel lugar Matt era la única persona realmente consciente de todo lo que se decía, razonaba con la cabeza fría, tenía en mente que cuando se trataba de ellos Luke no tomaba decisiones a la ligera y nunca hizo algo con lo que ellos no estuvieran de acuerdo. Charlie por su parte solo esperaba una orden para abandonar la casa.
—Para finalizar… Contraté a un guardaespaldas para cada uno, mañana oficialmente comenzarán a trabajar con ustedes. Irán con ustedes a todas partes y mientras se encuentren en sus casas montarán guardia desde una camioneta blindada, que será en la que se movilizarán a partir de ahora —miraba a Charlie y a Matt alternativamente. Este último asintió con la cabeza, comprendiendo todo lo que implicaba. Tomó a Gabrielle de la mano y ella lo miró.
—¿Qué hay de James y yo? —preguntó Gabe.
—Yo no necesito un guardaespaldas —respondió rápidamente James.
—Si los precisan puedo pedir por otros para ustedes —respondió Luke fijando la vista en ella.
—Prometo procesar mañana todo el bla, bla, bla de hoy, ¿puedo irme ya? —Interrumpió Charlie masajeándose la sien. Alzó la vista para mirar a todos los presentes y posó la mirada en Luke. Éste no tuvo nada que decir por lo que la dejó en paz asintiendo con la cabeza, ella se levantó del sofá y se dirigió al pasillo, rumbo a la calle.
Gabe arrastró los pies escaleras arriba, buscando a David. Luke y Ralph fueron a la cocina a por más café y Matt corrió tras James y Charlie.
—James, ¿puedo hablar contigo antes de que se vayan? —Inquirió Matt.
—Seguro.
Charlie escuchó aquello por lo que retrocedió unos pasos, tomó las llaves del auto cuando James se las pasó y salió sin decir nada. Matt caminó por el pasillo, seguido por su concuñado; fueron al porche para que no los escucharan.
—¿Cuál es el problema contigo? —Preguntó con tranquilidad ya afuera—. Has estado alterado toda la tarde.
James vio a Charlie subir al asiento copiloto del auto y una vez cerrada la puerta respondió.
—No sabes la cantidad de noches que pasé mintiéndome a mí mismo —dijo vagamente, sin despegar la vista del auto.
—¿Qué?
—Me decía que todo era una mentira, que Charlie no murió, que aparecería en cualquier momento. Me dije que todo estaría bien… pero pasaron ocho meses, entré en depresión, intenté matarme porque nunca en toda mi vida amé tanto como amo a Charlie y luego de tanta felicidad de pronto ella muere. Y, de la nada revive. ¿Eso tiene lógica para ti? —Lo miró.
James hablaba sin darse cuenta de ello realmente. Matt quedó sin poder decir nada; solo escuchaba atentamente.
—Ayer cuando desperté la encontré abrazada a mí, como si nada hubiera sucedido. Pero creí que mi cabeza me estaba jugando una mala pasada. Estuve a punto de creer que era una alucinación hasta que me besó. Fue ahí cuando caí en la realidad de que era ella —cerró los ojos por un momento mientras se pasaba la mano por la cara—. Incluso verte a ti es difícil, pero no tanto como ver a Charlie, supongo lo comprendes, ¿verdad? El punto de todo esto es que esta mañana me prometí a mí mismo que no la volvería a perder; además de que comencé a desarrollar una especie de antipatía y desprecio hacia Luke Maxwell porque todo esto es culpa suya —escupió.
—Hey, tranquilo hermano —se apresuró Matt—. Nadie tiene la culpa de esto.
—¿Estás de acuerdo con exponer a toda la familia por él? ¿Estás consciente de que Gabrielle y David corren el mismo peligro que el Dr. Maxwell solo porque tú trabajas para él?
—James, debes pensar con la cabeza fría. Charlie te necesita y tú la necesitas, no lo arruines ahora que la tienes de vuelta. Ambos necesitan apoyo mutuo porque esto es mucho más complejo de lo que en realidad se ve.
Él no dijo nada más, sabía que Matt conocía a Charlie bastante bien y que siempre pensaba en su bienestar porque la consideraba como su hermana menor por lo que simplemente asintió con la cabeza para finalizar con la conversación, ya no tenía ánimos para continuar.
Matt se había percatado que después de todo lo ocurrido James ya no era el mismo, pero rogaba porque Charlie lo ayude a recuperar su antiguo yo, tranquilo, paciente y por sobre todo analítico en situaciones de mucha presión, como aquella.

•••

Para muchas personas Charlie era alta, para otras no, pero allí mismo, teniéndola a su lado James la veía pequeña, a pesar de medir un metro setenta. La veía una criatura a la que debía proteger de todos y por la que lucharía contra todos. Su cabello negro azabache cubría casi por completo su rostro. Iba durmiendo durante el trayecto a casa, de nuevo.
James detuvo el auto en una gasolinera y mientras le llenaban el tanque bajó a comprar algunos bocadillos. Recorrió pasillo por pasillo aquella tienda, fijándose en qué podía llevar; luego de seleccionar algunas papas fritas, galletitas saladas y Coca Cola conversó sobre el clima con la mujer que atendía el lugar mientras pagaba. El televisor encendido al lado de la caja registradora parloteaba sobre una gran conferencia de prensa que se llevaría a cabo al día siguiente sobre un político supuestamente muerto y dos de sus trabajadores, la transmisión sería en vivo y pedían que no se despegaran de la pantalla. No quiso escuchar más por lo que tomó las cosas luego de guardar el cambio y salió. Para cuando regresó encontró a su novia despierta, mirando al horizonte, perdida entre pensamientos. Al abordar el auto ella dirigió su vista a él y le sonrió. No se dijeron nada, les gustaba tanto el silencio como hablar pero en ese momento su mejor compañía definitivamente era la tranquilidad que brindaba el silencio.
Una vez llegados al departamento Charlie subió al estudio, mencionó algo sobre reflexionar y procesar todo lo hablado en la reunión por lo que James se dirigió a la cocina a dejar la bolsa y luego fue a darse un baño.
Era simple aceptar el tener a un guardaespaldas custodiándola en todo momento, el Dr. Maxwell siempre lo había sugerido; pero Charlie no era como él. A ella no se le daba bien la oratoria para los medios y tenía pánico a las cámaras, en los años que llevaba trabajando con él nunca tuvo que exponerse y dar la cara.
Luego de mucho pensar caminando de una esquina a otra se sentó en el escritorio y tomó un lápiz del lapicero, sacó un bloc de notas de uno de los cajones y se concentró en tomar todas las ideas posibles sobre lo que podían preguntarles. Analizaba las posibles respuestas una y otra vez, tachaba ciertas cosas y volvía a escribir. Se mantuvo así por un rato bastante largo hasta que James llamó a la puerta. Entró con una bandeja de sándwiches y jugo, lo dejó sobre el escritorio a un costado antes de tomar asiento frente a Charlie; quien seguía ensimismada con las notas, unas cuantas bolas de papel a sus costados denotaban el esfuerzo que estaba haciendo por asegurarse de que todo lo que diría sería lo correcto.
—¿Quieres comer algo? —Preguntó James, haciéndola caer estrepitosamente a la realidad.
Ella lo miró de hito en hito, dejó correr unos segundos antes de hablar.
—Tú estás muy enojado —dijo de pronto, lo más calmada posible. Estaba ya más despierta y quería analizar todo lo sucedido durante la tarde antes de que pase demasiado tiempo.
Él asintió con la cabeza y rodó los ojos hasta la ventana que se encontraba a su izquierda. Afuera estaba ya oscuro y poco a poco las aceras iban iluminándose. Charlie dejó el lápiz detrás de su oreja derecha y entrelazó sus manos; quedó expectante a James, esperando a que comenzara a enumerar todo lo que cruzaba por su mente.
Pero aquellas ideas que esperaba no llegaron.
Él concentró su mirada en ella y negó con la cabeza, esbozando un amago de sonrisa.
—No te preocupes por ello —fue todo lo que le dijo.
Quiso reponer que lo hacía, que se preocupaba por él como él lo hacía por ella, pero comprendió que no estaba de ánimos para esa conversación en ese instante por lo que no insistió.
—Ok —fue lo único que se animó a decir antes de apoderarse de un sándwich.
James de pronto ensanchó su sonrisa, percatándose de algo.
—No te has cortado el cabello en todo este tiempo —observó.
—Ni siquiera me preocupé en pensar en ello —respondió ella, mirando de qué lado mordería a continuación—. ¿Te gusta? —Preguntó con la boca llena.
Charlie había llevado el cabello corto gran parte de su vida. Nunca pasaba de sus hombros, tenía cita cada dos o tres meses con el estilista para sus cortes y James amaba esa parte de ella. Más de nueve meses habían pasado desde la última vez que se lo cortó, pero lo último en lo que hubiera pensado estando en España, era el largor de su cabello.
—Soy fan de tu cabello corto, pero la verdad es que te queda bastante bien el cabello medio largo —se encogió de hombros—. No sería mala idea si te cortas sólo las puntas para que crezca más sano.
—¿Quién eres tú y qué has hecho con mi prometido? —Inquirió Charlie, horrorizada, antes de explotar en carcajadas con James.
—Hay cosas más importantes que el nuevo James ahora mismo, ya nos haremos cargo de él en algún otro momento—concluyó.

•••

Tal y como Luke lo había solicitado, todos estuvieron presentes ya dos horas antes. Un maquillador se encontraba preparado, en la sala de espera, listo para trabajar en Charlie quien estaba con la cara lavada. Sus ojeras se denotaban bastante y, por más de tener la piel morena, también su palidez era un problema.
—Niña, tienes unos hermosos y enormes ojos verdes que con solo aplicarte algo de delineador los harías resaltar a diez kilómetros de distancia —le dijo el maquillador a Charlie en tono confidente.
Ella simplemente sonrió cansada, asintiendo. La noche anterior había estado hasta tarde conversando con James sobre temas sin sentido hasta que terminó con las notas y se fueron a dormir. Necesitaba un energizante en ese momento para empezar la entrevista.
Media hora después tenía mejor aspecto, aunque seguía viéndose cansada. El maquillador le dijo que su trabajo no había valido la pena en ella y le entregó unos lentes de sol antes de salir molesto de la sala.
Charlie se puso los lentes y se miró al espejo, de verdad terminó siendo una mejor opción. Se los quitó y también salió, rumbo al living donde se encontraban todos. La miraron con incertidumbre pero ella no dijo nada mientras se sentaba al lado de James. Éste se acercó más a ella para tomarle de la mano, le dio un leve apretón y ella le sonrió antes de colocar la cabeza sobre sus hombros.
Luke miraba cada tanto su celular mientras que el resto estaba inmerso en una conversación aleatoria que había surgido en el momento. El  ambiente familiar le resultó conocido a Charlie por lo que se sumergió también en la conversación como si nada y así dejó que pasara el tiempo, escuchando historia de las que se había perdido.
Veinte minutos antes de que den las doce en punto se escuchó cómo los periodistas ingresaban bulliciosamente a la sala de conferencias, Matt soltó un suspiro y Gabe le dio un abrazo.
—Vas a estar bien —le dijo James a Charlie.
Ella asintió y miró a Luke, quien dio la orden para que los siguieran todos.
Se miraron sin comprender por qué pero caminaron detrás de él, quien se dirigía por el pasillo que los conducía a la sala de conferencias.
En la puerta se encontraron con dos hombres enfundados en trajes bien puestos. Luke se acercó a ellos a saludarlos y luego dio media vuelta hacia el resto.
—Charlie DeHaan —señaló a ésta, quien seguía de la mano con James— y Matthew Baggott —lo señaló también—. Estos dos son Jack Franco y Peter Black, Jack se hará cargo de Charlie y por consiguiente Peter de Matt.
Jack era todo lo opuesto a Peter, se fijó Charlie, como el blanco y el negro. Mientras que Peter era un hombre musculoso, alto, rubio, de ojos miel, alrededor de los cuarenta… Jack, por el contrario era moreno, de ojos marrones profundos, tenía el rostro de un joven pero rondaba los treinta, su cabello recortado perfectamente ayudaba a su apariencia de niño bueno, ya que no superaba el metro setenta y cinco.
Este último se acercó a James bastante animado, con la mano extendida.
—Jack Franco, Sr. DeHaan. Será un placer trabajar con usted.
James lo miró entre curioso y divertido, pensando que era una broma de Luke, pero nadie dijo absolutamente nada. Extendió su mano y correspondió por cortesía el saludo. Charlie rápidamente encajó las piezas y comprendió la situación; explotó en carcajadas en el momento en que sucedió eso.
—Así que mi guardaespaldas es un niño con sentido del humor —dijo ella, intentando calmarse.
Jack retrocedió un paso y la observó sin comprender.
—Lo siento, señora. Estoy aquí para trabajar con el señor Charlie —comentó él, bastante serio.
Ella trató con todas sus fuerzas de contener otra carcajada, pero no pudo. Era la primera vez que alguien la hacía pasar por hombre gracias a su nombre.
—Yo soy Charlie DeHaan —respondió sonriendo—. Charlotte DeHaan —aclaró mejor—. Charlie es un sobrenombre.
El rostro de Jack se contorsionó en diferentes expresiones hasta llegar a la compresión y la sorpresa. Charlie continuaba riendo, James negaba con la cabeza también con una sonrisa en el rostro y el resto los miraba como si estuvieran locos.
—Creía que… —Jack dejó flotando su pensamiento, se tomó primero las carcajadas de Charlie como un insulto, pero se percató de que no lo estaban tomando del pelo. Sonrió un poco al fin.
—Jack Franco —se presentó de nuevo, esta vez a ella.
—Mucho gusto —Charlie estiró la mano y Jack la tomó.
Tras esa experiencia ambos tuvieron muy buena sensación con respecto al otro.
—Basta de presentaciones, es hora —dijo Luke.
Lo miraron y las expresiones de diversión y tranquilidad se transformaron rápidamente en seriedad y nervios.
Se abrieron las puertas.
Charlie se puso los lentes e ingresó luego de que James le susurrara algo. Jack la siguió y luego ingresaron Matt, Peter, Luke y por último Ralph acompañado de sus custodios.
Una vez iniciados los flashes, estos no se detuvieron. Los reflectores eran bastante fuertes. Charlie se sintió pequeña con todas esas cámaras apuntando a ella mientras tomaba asiento en la mesa que estaba en el escenario montado, le incomodaban los flashes que no la dejaban ver con claridad el rostro de las personas que se encontraban allí en ese momento. Giró la cabeza hacia Matt quien estaba anotando algo en un papel que luego lo pasó a uno de los custodios del Dr. Collins.
—Se fuerte. —Eso le había dicho James antes de salir, así que se sentó correctamente y trató de no titubear cuando por fin comenzaron a caer las preguntas, al igual que las balas en el tiroteo.

 
Plantilla de Bika Thraumer