Una fina capa de lluvia comenzó a caer durante
el crepúsculo de aquel 15 de octubre, más que vivir, el jet lag pudo con
Charlie por lo que se pasó durmiendo casi toda la jornada. Mientras la veía
dormir James cayó en cuenta de que el día anterior había sido su cumpleaños;
una lucha interna se libraba entre sus emociones: enojo, asombro, maravilla,
temor… No lograba recordar la cantidad de noches que había pasado en pena,
llorando a causa de su supuesta muerte y en ese momento la tenía allí, justo a
su lado.
Pensó
por un momento en lo que habría ocurrido si ella se hubiera topado con un James
realmente muerto si su intento de suicidio hubiera sido exitoso.
Se
encontraba alerta a todo desde que la vio sentada en la cama por la mañana,
cuando había despertado. Durante la primera semana luego de su muerte tenía una
fiel creencia de que todo era una mentira, que Charlie aparecería sonriendo
como si nada y gritando «¡Sorpresa!» a viva voz para marcar presencia, pero los
días fueron extendiéndose a semanas y ellas se convirtieron en meses. Y, al
final, tomó la decisión de abusar con los antidepresivos que le fueron
recetados en algún punto del correr de los meses.
Había
ido a consultas para saber qué le sucedía, pero todos lo veían como a un pobre
perro abandonado en la calle, y él simplemente lo aceptó porque no sabía qué
hacer.
Gabe,
la hermana de Charlie, era la única que lo entendía, pero ella (al menos)
contaba con David y debía luchar por él, salir adelante para criarlo y
convertirlo en la increíble persona que algún día llegaría a ser. Con solo
siete años de edad era un niño muy valiente y aún tenía todo un futuro, uno muy
grande por delante.
Eran
las nueve de la noche cuando el celular de James comenzó a sonar
insistentemente. Al primer llamado lo dejó sonar adrede, pero otros dos
llamados lo siguieron por lo que al revisar el celular y no encontrar
registrado el número que figuraba en la pantalla se molestó bastante. Tenía
miedo de que fuera alguna llamada de extorción tras la llegada de Charlie
—¿Hola?
—respondió, saliendo de la habitación.
—James,
soy Luke.
Rabia.
Era algo parecido a una bola de fuego lo que comenzó a recorrer su cuerpo sin
rumbo fijo, Luke era el causante de todo y sin descaro se atrevía a molestarlo
en ese momento. No iba a despertar a Charlie solo para que él la hablara.
—Dr.
Maxwell —dijo James, tranquilo.
—Discúlpame
que te moleste, conociendo a Charlie debe estar durmiendo —James ingresó al
estudio y caminó por él con las luces apagadas. Estaba descalzo y el suelo frío
lo ayudaba a mantener la calma, crear nuevos problemas con todos los que ya
vinieron era la última de las intenciones de James, sabía que Charlie lo
estimaba mucho, así que simplemente respiró con profundidad y escuchó—. Solo
quiero informarte algo.
—Adelante,
lo escucho.
—Mañana
tendremos una reunión en la casa de Matt, es importante la presencia de Charlie
y la tuya, por supuesto. Hay muchas cosas que debemos tratar entre todos
—comentó Luke.
—Ok,
avisaré a Charlie en cuanto despierte —respondió sin ánimos.
—Será
a las 4 p.m., por favor no lleguen tarde.
—Haré
lo posible —finalizó James y cortó la comunicación. Soltó una maldición entre
dientes y mientras salía del estudio apagó su Smartphone. No quería más molestias
y lo único que esperaba era solucionar todos los problemas de una vez.
•••
Durante
el trayecto a la casa de Gabe y Matt nadie dijo nada, Charlie ni siquiera tenía
ganas de ir ya que su cabeza estaba por explotar, los enormes círculos negros
alrededor de sus ojos denotaban cansancio y tampoco se molestó en disimularlo.
Sabía que era importante seguir las órdenes de Luke a partir de ese momento,
pero solo quería recuperarse del cambio de horario que la tenía con un humor de
perros, no pedía nada más.
Volver
a caer dormida en el auto fue tan sencillo como si se encontrara en su cama.
Antes de percatarse de nada sintió que le acomodaban el cabello detrás de la
oreja. Abrió los ojos y bostezó.
—Llegamos
—anunció James.
Ella
miró a su alrededor sin prestar demasiada atención y se recostó por la
ventanilla para luego volver a cerrar
los ojos. De pronto giró su cabeza hacia su izquierda y quedó mirando a James.
—¿De
verdad necesitan nuestra presencia? —Preguntó.
—Siento
decirte que sí —respondió comprensivamente él.
—Podríamos
dormir en el sofá mientras ellos hablan —sugirió Charlie, volviendo a bostezar.
James
sonrió, negando con la cabeza.
Se
desprendió el cinturón de seguridad y descendió del auto; quedó mirando a la
casa de su cuñada por un largo rato. No había vuelto a poner un pie allí desde
los hechos, pero todo era diferente. Bajó la vista a sus pies, buscando una
especie de pretexto para no ingresar, pero no lo encontró antes de que los
además de que se percataran de su presencia en el lugar. Volvió su mente al
presente y rodeó el auto para abrirle la puerta a Charlie.
—Ya
nos vieron —le susurró al oído desprendiéndole el cinturón de seguridad, ella
abrió los ojos y bajó sin decir una sola palabra. Le tomó de la mano a James y
se dirigieron hasta la casa.
Ralph
estaba en el umbral, esperándolos.
—Bienvenidos
—dijo a modo de saludo.
David
llegó corriendo e intentó abalanzarse sobre su tía, pero James fue más rápido
que él y lo atrapó antes de llegar a Charlie. Lo llevó entre sus brazos hasta
la sala y luego de un intercambio bajo de palabras el pequeño salió corriendo
nuevamente. El agradecimiento quedó atorado en la garganta de Charlie ya que no
estaba de ánimos en ese momento.
Eran
pasadas las cuatro de la tarde, Luke ya se encontraba en la sala cuando
ingresaron los recién llegados, los miró con desaprobación pero no emitió
juicio alguno. Matt fue a saludarlos y al instante se percató de la actitud de
su cuñada quien atinó a tirarse al sofá, cruzándose de brazos y piernas. Gabe
ingresó con una bandeja llena de tazas de café y al verlos sonrió con emoción.
—Te
prepararé una taza de chocolate caliente a ti —comentó dirigiéndose a Charlie—.
Y… es bueno verte por aquí de nuevo, James.
—Luego,
Gabrielle —dijo Luke—. Empecemos con esto.
—No
importa, tranquila —respondió Charlie a su hermana.
Todos
tomaron asiento, Luke fue el único que se mantuvo de pie. David por su cuenta
corría por la casa de un lugar a otro.
La
conversación se convirtió en una reunión informativa general; empezando por
Harry Moore. El Dr. Maxwell había explicado simplemente lo básico a Matt antes
de volver y necesitaba poner a todos al tanto de la historia completa sobre el
primer asesinato que había cometido.
—John
Lee, el joven de veinticinco años al que había matado quince años atrás fue uno
de los asistentes informáticos de una gran empresa de comunicaciones de aquel
entonces, Big World Communications,
la BWC era la única empresa que se dedicaba a desenmascarar políticos corruptos
y a los grandes criminales con los que trabajaban. John poseía en ese momento
un diskette con información valiosa sobre Douglas Campbell, un político de alto
rango que había llegado al poder de un Ministerio gracias a grandes estafas. Si
la información que John tenía en sus manos terminaba siendo publicada lo iban a
hundir, por lo que contrataron a Moore para el trabajo. Asesinaron a John,
eliminaron el diskette, Moore fue bien remunerado por ello y ni siquiera cumplió
por completo la ridícula sentencia que le dieron, terminó siendo excelente
proyecto para él y una gran experiencia. Campbell de igual forma terminó
hundiéndose unos años más tarde, pero a John le costó bastante caro defender
aquella información. Tras todo el escándalo BWC terminó cerrando porque las
acciones cayeron en picada, nadie quiso invertir más porque tenían miedo de que
ocurra algún atentado.
»Según
lo recabado en nuestro caso, hasta el momento Harry Moore fue solamente el
autor moral. Y digo solamente ya que
él no efectuó directamente el tiroteo y tampoco fue el que lo ordenó, él fue el
encargado de reunir a los criminales que llevarían a cabo la balacera. No
sabemos aún quién está a la cabeza de todo lo ocurrido pero lo averiguaremos.
Moore hablará tarde o temprano, y en su juicio no obtendrá unos pocos años,
como lo permitieron los jueces que lo condenaron anteriormente.
—La
verdad es que es bastante peligroso, no lo duden; pero tampoco accedan a sus
chantajes si llegan a contactarlos de su parte —acotó Ralph cortando a Luke.
—¿Cuántos
años tiene? —Inquirió Gabe con curiosidad.
—Cuarenta
y seis —respondió Luke.
Por
un momento se hizo el silencio. El ambiente de tensión se derrumbó de pronto con
la corrida de David alrededor de la casa; estaba jugando con un avión e iba de
un lado para otro correteando con él.
—Bien,
por otra parte quiero comunicarles que hablé en privado con algunos medios de
comunicación y me pidieron hacer alguna declaración oficial sobre todo lo ocurrido.
James,
quien tenía la mirada fija en el suelo, alzó de repente la cabeza y miró a Luke
con asombro. Intentó expresarse pero las palabras simplemente no salieron.
Gabrielle
quedó pasmada, con la boca abierta y Matt intentaba calmarla. Charlie ni
siquiera estaba prestando atención realmente por lo que asintió con la cabeza,
como analizando palabras que no había escuchado.
—Mañana
a las 12:00hs tenemos una conferencia de prensa Matt, Charlotte y yo —sentenció
Luke—. Será en la sala de conferencias de la oficina de Ralph y debemos estar
allí al menos dos horas antes. Ralph se encargará de la organización y todo lo
demás; no se preocupen por nada, solo tienen que estar presentes. Con respecto
a las preguntas… entregaremos una lista de temas preseleccionados; si hay
alguna cuestión que sea parte de los temas pero no quieren responder, no
importa, nadie los obligará a hacerlo.
—¿Planea
arriesgarlos y meterlos dentro de la boca del lobo? Hacer una conferencia de prensa
sería lo mismo que servirle en bandeja de plata el arma a quien quiera que sea
que está detrás de todo esto, es como si los estuviera exhibiendo para que
vengan a matarlos —soltó James, nervioso.
—Es
para lo que vinimos —respondió Charlie, bostezando. Se frotó los ojos y se
acomodó en el sofá.
Ralph
tomó la posta de la conversación explicando brevemente el punto de la
conferencia de prensa; necesitaban mostrarse, sí y Harry necesitaba saber
también que estaban vivos, porque hasta ese entonces nadie se lo había dicho. Buscaban
una reacción por parte de él para ubicar a la mente de todo el atentado.
Tiempos
difíciles se aproximaban, todos lo sabían.
Tomó
alrededor de una hora y media aquella reunión. James no estaba para nada
contento y no podía disimularlo, Gabrielle tenía en mente que lo que se estaba
haciendo era lo mejor, pero tampoco estaba muy segura de ello, la actitud de
James la ponía nerviosa. En aquel lugar Matt era la única persona realmente
consciente de todo lo que se decía, razonaba con la cabeza fría, tenía en mente
que cuando se trataba de ellos Luke no tomaba decisiones a la ligera y nunca
hizo algo con lo que ellos no estuvieran de acuerdo. Charlie por su parte solo
esperaba una orden para abandonar la casa.
—Para
finalizar… Contraté a un guardaespaldas para cada uno, mañana oficialmente
comenzarán a trabajar con ustedes. Irán con ustedes a todas partes y mientras
se encuentren en sus casas montarán guardia desde una camioneta blindada, que
será en la que se movilizarán a partir de ahora —miraba a Charlie y a Matt
alternativamente. Este último asintió con la cabeza, comprendiendo todo lo que
implicaba. Tomó a Gabrielle de la mano y ella lo miró.
—¿Qué
hay de James y yo? —preguntó Gabe.
—Yo
no necesito un guardaespaldas —respondió rápidamente James.
—Si
los precisan puedo pedir por otros para ustedes —respondió Luke fijando la
vista en ella.
—Prometo
procesar mañana todo el bla, bla, bla de hoy, ¿puedo irme ya? —Interrumpió
Charlie masajeándose la sien. Alzó la vista para mirar a todos los presentes y
posó la mirada en Luke. Éste no tuvo nada que decir por lo que la dejó en paz
asintiendo con la cabeza, ella se levantó del sofá y se dirigió al pasillo, rumbo
a la calle.
Gabe
arrastró los pies escaleras arriba, buscando a David. Luke y Ralph fueron a la cocina
a por más café y Matt corrió tras James y Charlie.
—James,
¿puedo hablar contigo antes de que se vayan? —Inquirió Matt.
—Seguro.
Charlie
escuchó aquello por lo que retrocedió unos pasos, tomó las llaves del auto
cuando James se las pasó y salió sin decir nada. Matt caminó por el pasillo,
seguido por su concuñado; fueron al porche para que no los escucharan.
—¿Cuál
es el problema contigo? —Preguntó con tranquilidad ya afuera—. Has estado
alterado toda la tarde.
James
vio a Charlie subir al asiento copiloto del auto y una vez cerrada la puerta respondió.
—No
sabes la cantidad de noches que pasé mintiéndome a mí mismo —dijo vagamente,
sin despegar la vista del auto.
—¿Qué?
—Me
decía que todo era una mentira, que Charlie no murió, que aparecería en
cualquier momento. Me dije que todo estaría bien… pero pasaron ocho meses, entré
en depresión, intenté matarme porque nunca en toda mi vida amé tanto como amo a
Charlie y luego de tanta felicidad de pronto ella muere. Y, de la nada revive.
¿Eso tiene lógica para ti? —Lo miró.
James
hablaba sin darse cuenta de ello realmente. Matt quedó sin poder decir nada;
solo escuchaba atentamente.
—Ayer
cuando desperté la encontré abrazada a mí, como si nada hubiera sucedido. Pero
creí que mi cabeza me estaba jugando una mala pasada. Estuve a punto de creer
que era una alucinación hasta que me besó. Fue ahí cuando caí en la realidad de
que era ella —cerró los ojos por un momento mientras se pasaba la mano por la
cara—. Incluso verte a ti es difícil, pero no tanto como ver a Charlie, supongo
lo comprendes, ¿verdad? El punto de todo esto es que esta mañana me prometí a
mí mismo que no la volvería a perder; además de que comencé a desarrollar una
especie de antipatía y desprecio hacia Luke Maxwell porque todo esto es culpa
suya —escupió.
—Hey,
tranquilo hermano —se apresuró Matt—. Nadie tiene la culpa de esto.
—¿Estás
de acuerdo con exponer a toda la familia por él? ¿Estás consciente de que
Gabrielle y David corren el mismo peligro que el Dr. Maxwell solo porque tú
trabajas para él?
—James,
debes pensar con la cabeza fría. Charlie te necesita y tú la necesitas, no lo
arruines ahora que la tienes de vuelta. Ambos necesitan apoyo mutuo porque esto
es mucho más complejo de lo que en realidad se ve.
Él
no dijo nada más, sabía que Matt conocía a Charlie bastante bien y que siempre
pensaba en su bienestar porque la consideraba como su hermana menor por lo que
simplemente asintió con la cabeza para finalizar con la conversación, ya no tenía
ánimos para continuar.
Matt
se había percatado que después de todo lo ocurrido James ya no era el mismo,
pero rogaba porque Charlie lo ayude a recuperar su antiguo yo, tranquilo,
paciente y por sobre todo analítico en situaciones de mucha presión, como aquella.
•••
Para muchas personas Charlie era alta, para
otras no, pero allí mismo, teniéndola a su lado James la veía pequeña, a
pesar de medir un metro setenta. La veía una criatura a la que debía proteger
de todos y por la que lucharía contra todos. Su cabello negro azabache cubría
casi por completo su rostro. Iba durmiendo durante el trayecto a casa, de
nuevo.
James
detuvo el auto en una gasolinera y mientras le llenaban el tanque bajó a
comprar algunos bocadillos. Recorrió pasillo por pasillo aquella tienda, fijándose
en qué podía llevar; luego de seleccionar algunas papas fritas, galletitas saladas
y Coca Cola conversó sobre el clima con la mujer que atendía el lugar mientras
pagaba. El televisor encendido al lado de la caja registradora parloteaba sobre
una gran conferencia de prensa que se llevaría a cabo al día siguiente sobre un
político supuestamente muerto y dos de sus trabajadores, la transmisión sería
en vivo y pedían que no se despegaran de la pantalla. No quiso escuchar más por
lo que tomó las cosas luego de guardar el cambio y salió. Para cuando regresó
encontró a su novia despierta, mirando al horizonte, perdida entre
pensamientos. Al abordar el auto ella dirigió su vista a él y le sonrió. No se
dijeron nada, les gustaba tanto el silencio como hablar pero en ese momento su
mejor compañía definitivamente era la tranquilidad que brindaba el silencio.
Una
vez llegados al departamento Charlie subió al estudio, mencionó algo sobre
reflexionar y procesar todo lo hablado en la reunión por lo que James se
dirigió a la cocina a dejar la bolsa y luego fue a darse un baño.
Era
simple aceptar el tener a un guardaespaldas custodiándola en todo momento, el
Dr. Maxwell siempre lo había sugerido; pero Charlie no era como él. A ella no
se le daba bien la oratoria para los medios y tenía pánico a las cámaras, en los
años que llevaba trabajando con él nunca tuvo que exponerse y dar la cara.
Luego
de mucho pensar caminando de una esquina a otra se sentó en el escritorio y
tomó un lápiz del lapicero, sacó un bloc de notas de uno de los cajones y se
concentró en tomar todas las ideas posibles sobre lo que podían preguntarles.
Analizaba las posibles respuestas una y otra vez, tachaba ciertas cosas y
volvía a escribir. Se mantuvo así por un rato bastante largo hasta que James
llamó a la puerta. Entró con una bandeja de sándwiches y jugo, lo dejó sobre el
escritorio a un costado antes de tomar asiento frente a Charlie; quien seguía
ensimismada con las notas, unas cuantas bolas de papel a sus costados denotaban
el esfuerzo que estaba haciendo por asegurarse de que todo lo que diría sería
lo correcto.
—¿Quieres
comer algo? —Preguntó James, haciéndola caer estrepitosamente a la realidad.
Ella
lo miró de hito en hito, dejó correr unos segundos antes de hablar.
—Tú
estás muy enojado —dijo de pronto, lo más calmada posible. Estaba ya más
despierta y quería analizar todo lo sucedido durante la tarde antes de que pase
demasiado tiempo.
Él
asintió con la cabeza y rodó los ojos hasta la ventana que se encontraba a su
izquierda. Afuera estaba ya oscuro y poco a poco las aceras iban iluminándose.
Charlie dejó el lápiz detrás de su oreja derecha y entrelazó sus manos; quedó
expectante a James, esperando a que comenzara a enumerar todo lo que cruzaba
por su mente.
Pero
aquellas ideas que esperaba no llegaron.
Él
concentró su mirada en ella y negó con la cabeza, esbozando un amago de
sonrisa.
—No
te preocupes por ello —fue todo lo que le dijo.
Quiso
reponer que lo hacía, que se preocupaba por él como él lo hacía por ella, pero
comprendió que no estaba de ánimos para esa conversación en ese instante por lo
que no insistió.
—Ok
—fue lo único que se animó a decir antes de apoderarse de un sándwich.
James
de pronto ensanchó su sonrisa, percatándose de algo.
—No
te has cortado el cabello en todo este tiempo —observó.
—Ni
siquiera me preocupé en pensar en ello —respondió ella, mirando de qué lado mordería
a continuación—. ¿Te gusta? —Preguntó con la boca llena.
Charlie
había llevado el cabello corto gran parte de su vida. Nunca pasaba de sus
hombros, tenía cita cada dos o tres meses con el estilista para sus cortes y
James amaba esa parte de ella. Más de nueve meses habían pasado desde la última
vez que se lo cortó, pero lo último en lo que hubiera pensado estando en
España, era el largor de su cabello.
—Soy
fan de tu cabello corto, pero la verdad es que te queda bastante bien el
cabello medio largo —se encogió de hombros—. No sería mala idea si te cortas sólo las puntas para que crezca más
sano.
—¿Quién
eres tú y qué has hecho con mi prometido? —Inquirió Charlie, horrorizada, antes
de explotar en carcajadas con James.
—Hay
cosas más importantes que el nuevo James
ahora mismo, ya nos haremos cargo de él en algún otro momento—concluyó.
•••
Tal
y como Luke lo había solicitado, todos estuvieron presentes ya dos horas antes.
Un maquillador se encontraba preparado, en la sala de espera, listo para
trabajar en Charlie quien estaba con la cara lavada. Sus ojeras se denotaban
bastante y, por más de tener la piel morena, también su palidez era un
problema.
—Niña,
tienes unos hermosos y enormes ojos verdes que con solo aplicarte algo de
delineador los harías resaltar a diez kilómetros de distancia —le dijo el
maquillador a Charlie en tono confidente.
Ella
simplemente sonrió cansada, asintiendo. La noche anterior había estado hasta
tarde conversando con James sobre temas sin sentido hasta que terminó con las
notas y se fueron a dormir. Necesitaba un energizante en ese momento para empezar
la entrevista.
Media
hora después tenía mejor aspecto, aunque seguía viéndose cansada. El
maquillador le dijo que su trabajo no había valido la pena en ella y le entregó
unos lentes de sol antes de salir molesto de la sala.
Charlie
se puso los lentes y se miró al espejo, de verdad terminó siendo una mejor
opción. Se los quitó y también salió, rumbo al living donde se encontraban
todos. La miraron con incertidumbre pero ella no dijo nada mientras se sentaba
al lado de James. Éste se acercó más a ella para tomarle de la mano, le dio un
leve apretón y ella le sonrió antes de colocar la cabeza sobre sus hombros.
Luke
miraba cada tanto su celular mientras que el resto estaba inmerso en una
conversación aleatoria que había surgido en el momento. El ambiente familiar le resultó conocido a
Charlie por lo que se sumergió también en la conversación como si nada y así
dejó que pasara el tiempo, escuchando historia de las que se había perdido.
Veinte
minutos antes de que den las doce en punto se escuchó cómo los periodistas
ingresaban bulliciosamente a la sala de conferencias, Matt soltó un suspiro y
Gabe le dio un abrazo.
—Vas
a estar bien —le dijo James a Charlie.
Ella
asintió y miró a Luke, quien dio la orden para que los siguieran todos.
Se
miraron sin comprender por qué pero caminaron detrás de él, quien se dirigía
por el pasillo que los conducía a la sala de conferencias.
En
la puerta se encontraron con dos hombres enfundados en trajes bien puestos.
Luke se acercó a ellos a saludarlos y luego dio media vuelta hacia el resto.
—Charlie
DeHaan —señaló a ésta, quien seguía de la mano con James— y Matthew Baggott —lo
señaló también—. Estos dos son Jack Franco y Peter Black, Jack se hará cargo de
Charlie y por consiguiente Peter de Matt.
Jack
era todo lo opuesto a Peter, se fijó Charlie, como el blanco y el negro. Mientras
que Peter era un hombre musculoso, alto, rubio, de ojos miel, alrededor de los
cuarenta… Jack, por el contrario era moreno, de ojos marrones profundos, tenía
el rostro de un joven pero rondaba los treinta, su cabello recortado
perfectamente ayudaba a su apariencia de niño bueno, ya que no superaba el
metro setenta y cinco.
Este
último se acercó a James bastante animado, con la mano extendida.
—Jack
Franco, Sr. DeHaan. Será un placer trabajar con usted.
James
lo miró entre curioso y divertido, pensando que era una broma de Luke, pero
nadie dijo absolutamente nada. Extendió su mano y correspondió por cortesía el
saludo. Charlie rápidamente encajó las piezas y comprendió la situación;
explotó en carcajadas en el momento en que sucedió eso.
—Así
que mi guardaespaldas es un niño con sentido del humor —dijo ella, intentando
calmarse.
Jack
retrocedió un paso y la observó sin comprender.
—Lo
siento, señora. Estoy aquí para trabajar con el señor Charlie —comentó él,
bastante serio.
Ella
trató con todas sus fuerzas de contener otra carcajada, pero no pudo. Era la
primera vez que alguien la hacía pasar por hombre gracias a su nombre.
—Yo
soy Charlie DeHaan —respondió sonriendo—. Charlotte DeHaan —aclaró mejor—.
Charlie es un sobrenombre.
El
rostro de Jack se contorsionó en diferentes expresiones hasta llegar a la
compresión y la sorpresa. Charlie continuaba riendo, James negaba con la cabeza
también con una sonrisa en el rostro y el resto los miraba como si estuvieran
locos.
—Creía
que… —Jack dejó flotando su pensamiento, se tomó primero las carcajadas de
Charlie como un insulto, pero se percató de que no lo estaban tomando del pelo.
Sonrió un poco al fin.
—Jack
Franco —se presentó de nuevo, esta vez a ella.
—Mucho
gusto —Charlie estiró la mano y Jack la tomó.
Tras
esa experiencia ambos tuvieron muy buena sensación con respecto al otro.
—Basta
de presentaciones, es hora —dijo Luke.
Lo
miraron y las expresiones de diversión y tranquilidad se transformaron
rápidamente en seriedad y nervios.
Se
abrieron las puertas.
Charlie
se puso los lentes e ingresó luego de que James le susurrara algo. Jack la
siguió y luego ingresaron Matt, Peter, Luke y por último Ralph acompañado de
sus custodios.
Una
vez iniciados los flashes, estos no se detuvieron. Los reflectores eran
bastante fuertes. Charlie se sintió pequeña con todas esas cámaras apuntando a
ella mientras tomaba asiento en la mesa que estaba en el escenario montado, le
incomodaban los flashes que no la dejaban ver con claridad el rostro de las
personas que se encontraban allí en ese momento. Giró la cabeza hacia Matt
quien estaba anotando algo en un papel que luego lo pasó a uno de los custodios
del Dr. Collins.
—Se
fuerte. —Eso le había dicho James antes de salir, así que se sentó
correctamente y trató de no titubear cuando por fin comenzaron a caer las
preguntas, al igual que las balas en el tiroteo.
0 comentarios:
Publicar un comentario