Felicidad Oportuna.


                 Una gorra negra de lana, sus típicos lentes oscuros de Why Style, un abrigo sintético que le llegaba a las rodillas, jeans oscuros, botas y una magnífica sonrisa era todo lo que llevaba en ese momento. Nunca lo había visto tan feliz en mucho tiempo. Incluso después de haber ganado tantos premios no había experimentado ese tipo de sonrisa. Estaba más feliz. Contento, alegre… las palabras no eran las indicadas para describir el nivel emocional en el que se encontraba en estos momentos, y eso era demasiado obvio para mí, aunque no para otras personas, porque nadie lo conocía mejor que yo. Bueno, tal vez esos chicos, a los que está abrazando, quizás ellos sí, pero no es lo mismo. Siempre consideré que ellos están antes que yo, y es lógico. Compartió la mitad de su vida con esas personas, por no decir que compartió su vida entera. Aunque tampoco estaría exagerando si dijera eso.
Al igual que muchos periodistas yo me encontraba tomando fotografías a lo lejos. Rogaba porque no me buscara a mí. Aún no. Quería encararlo a solas, sin nadie que nos moleste. Verlo con sus amigos me hacía feliz a mí, porque después de esperar mucho tiempo por él por fin estaría libre, hasta el tiempo que quiera. Dos años no pasan rápido y para todos fue una odisea esperarlo, aunque más para mí.
Por cierto, ¿cómo consiguió esa ropa?
—No puedo creerlo, mi oppa al fin ha salido —escuché a una chiquilla por detrás de mí.
Me detuve por un momento y dejé de tomar fotografías. Bajé la cámara a la altura de mis costillas antes de girar lentamente y mirar a los ojos a una niña de entre diez a doce años de edad, que se encontraba a un lado, detrás de mí.
—¿No tendrías que llamarlo Ahjussi, o algo así? —pregunté, en un tono algo renuente. Odiaba que lo llamaran así.
—Lo quiero mucho, jamás podría llamarlo Ahjussi —respondió, sonriendo. Noté que quedó mirándome y luego señaló la cámara que traía en manos, colgada por el cuello—. Unnie, ¿le has tomado fotos?
No pensaba regalar mis fotografías a nadie. Ni siquiera las subía a internet. En cada oportunidad que tenía le tomaba fotos privadas. En mi portátil tenía una carpeta llena de fotos suyas y eran increíblemente buenas. ¿Por qué? Porque él siempre me encontraba y sonreía para mí. Por más cansado que esté él nunca dejaba de sonreír. Fue mi motivación durante todo este tiempo.
—Unnie… —dijo de nuevo la niña.
—Lo siento, no he tomado ninguna aún.
Pedí permiso a las personas que se encontraban a mí alrededor y salí del tumulto. Fui una de las primeras en llegar y no me percaté de la cantidad de personas que llegaron para ver a Yesung salir del servicio militar.
Cuando ya estaba camino a mi automóvil dos chicas tomadas del brazo se acercaron corriendo. Se detuvieron justo frente a mí, lo que me sorprendió por completo.
—Unnie, ¿tú eres la novia de Yesung oppa, no? —me preguntaron ambas a la vez.
Quedé petrificada. ¿Cómo me encontraron? Solo unas pocas fans me reconocían en los eventos a los cuales asistía. Bueno, de hecho lo único por lo cual me reconocían era por los lentes Why Style que siempre llevaba puesto. Creo que dejaré de utilizarlos, aunque no quiera.
Sonreí lo mejor que pude y asentí con la cabeza. Jamás lo negaría. Aunque antes sí lo hacía, cuando recién empezamos a salir juntos.
Recuerdo una de las veces en las que fui a Mouse Rabbit para ayudarlo. Había pasado el mostrador y muchas fans murmuraban, me sentí cohibida así que fui a buscar a  Bokyung –la mamá de Yesung–. Cuando la encontré me saludó cariñosamente y me pidió que vaya a ayudar porque habían muchos clientes. Acepté sin dudar pero luego me di cuenta del error que cometí al hacerlo.
Salí al mostrador y pasé por detrás de Yesung –que se encontraba tomando los pedidos, como siempre– para ponerme a lado de JongJin. Sentí la mirada penetrante de todas las fans presentes en ese lugar, e incluso la de Yesung, buscándome.
—¿Esa unnie  es tu novia, oppa? —escuché que le preguntaron a JongJin. Él sonrió y negó con la cabeza, luego dio media vuelta y se puso a preparar una bebida. Yo estaba roja, no sabía cómo actuar ni qué decir así que no hice nada. Yesung me pasó un pedido y cuando iba a prepararlo, JongJin me entregó la bebida que había preparado.
—Te sentirás menos nerviosa con esto. Bébelo —me dijo.
Se lo agradecí y lo tomé de inmediato. Un pedazo pequeño de hielo se coló por la pajilla y lo tragué sin darme cuenta. Sentí ardor en mi garganta, pero luego fue como si los nervios se derritieran con el hielo. Definitivamente me sentí mejor.
—Gracias —sonreí. Miré de reojo a Yesung y noté que estaba negando con la cabeza mientras sonreía, así como su hermano, cuando dijo que él no era mi novio.
Continué con mi trabajo y preparé el pedido que tenía pendiente. Cuando iba a entregarle su bebida a una clienta, ésta me preguntó:
—¿Entonces eres la novia de Yesung oppa? No es la primera vez que te veo por aquí y solamente vienes cuando él está.
La miré a los ojos y le entregué su pedido.
—No —dije yo, al tiempo que Yesung decía «.»
Inmediatamente lo miré y me sonrió como si nada. De repente todas las personas que estaban allí aplaudieron y le gritaban cosas a Yesung del tipo «¡Bésala!» o algo así. Él solamente me atrajo hacia sí y me abrazó fuerte; todos los presentes volvieron a vitorear y a aplaudir. Yo escondí mi rostro entre su abrigo y sentí cómo él reía por ello.
—Deja de esconderte y no lo niegues más, es como si tuvieras vergüenza de decir la verdad —me había dicho en aquel momento.
Jamás tendría vergüenza de él y jamás volví a negarlo frente a los demás.
Volví a la realidad y me di cuenta de que las dos chicas seguían ahí.
—¿Cómo me reconocieron? —pregunté.
—Por tu cabello y los lentes —respondió una de ellas.
—¿Podemos tomarnos una foto contigo? —preguntó la otra.
—Claro —sonreí.
Después de varios minutos me dirigí a Mouse Rabbit. JongJin me dijo que harían algo privado por la salida de Yesung, así que me pidió que no faltara. Al llegar recordé que no había nadie, inclusive Kkoming fue a recibirlo con la familia.
Entré con mis llaves y vi que había globos y otros adornos, se habían esmerado en darle el mejor recibimiento, y era lo menos que se merecía. Encontré una pila de cartas sobre una de las mesitas y sonreí sin darme cuenta. A pesar de todo las ELF’s lo apoyaron incondicionalmente durante todo este tiempo. Debía de agradecerles eso.
Escuché que mi celular estaba sonando, lo saqué de mi bolso y me encontré con un mensaje del líder.
‘‘Estamos en camino, ¿ya estás en MR?’’ decía el mensaje.
‘‘Sí, oppa. Ya estoy aquí.’’ Tecleé y se lo envié.
Arreglé unas cuantas cosas y cerré todas las cortinas, apagué todas las luces y me senté a esperarlos. Después de más o menos diez minutos, escuché cuando abrían la puerta principal, así que me puse de pie y me recosté por la mesa.
—Esto está muy oscuro, ¿por qué cerraron las cortinas?
Era él.
Encendió las luces y cuando entró lo miré a los ojos.
—Me dejaron sola, así que soy la única que te dirá sorpresa —sonreí y luego me mordí el labio inferior.
—¡No fuiste con ellos! —me reclamó.
—Yo también te extrañé mucho —le dije a cambio. Todos se mataron de la risa y él se acercó a abrazarme—. ¿Puedes decirme cómo conseguiste esa ropa? —le pregunté después de que nos separáramos.
 —Yo siempre tengo mis maneras.
Ni siquiera el servicio militar lo dejó fuera de la moda.
—Ya lo veo —fue todo lo que dije. Lo abracé de nuevo y luego fui a saludar a los demás. El único que faltaba era ShinDong, pero lastimosamente estaba en el servicio. Me preguntaba cuándo será el día en que los veríamos a todos juntos de nuevo.
JongJin entró después de que entraran todos los miembros y fue directo a preparar varias bebidas para todos. Lo ayudé a repartirlas y cuando se lo entregué a Siwon me preguntó:
—¿Esto corre por la casa, no?
—¡Yo no pienso pagarla por ti! —exclamé a la defensiva. Siempre buscaba provocarme.
—Ahora ya estoy de vuelta, así que no la molestes —dijo Yesung, quien me abrazó por detrás y depositó un beso en mi mejilla tiernamente.
Era típico eso de molestarme o jugarme bromas, ya me acostumbré a ellos, pero me gustaba disgustarme con ellos para su diversión.
—No han cambiado y no cambiarán —le dije a Yesung.
—¿Y crees que tu novio cambiará? —me preguntó Siwon.
—Ya deja de molestar. No, no lo hará porque lo amo así y él me ama a mí. —Sonreí y luego di media vuelta en los brazos de mi oppa para poder mirarlo a los ojos y darle un largo beso. Se sentía bien tenerlo a mi lado de nuevo, después de tanto tiempo.

0 comentarios:

 
Plantilla de Bika Thraumer